Durante años, los servicios de relocation estuvieron diseñados para un perfil muy concreto: el alto ejecutivo expatriado, con familia, con presupuesto y con una empresa dispuesta a pagar una consultora boutique que lo gestionara todo.
Era casi como tener un “mayordomo global”: alguien que se encargaba desde hacer el visado hasta la búsqueda del colegio internacional.
Pero el mundo cambió.
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Fuente: Open Relo