La gestión de la movilidad internacional se ha convertido en un campo de minas fiscal para las empresas. Según Marc Burrows, socio responsable global de Movilidad de KPMG, los desafíos son cada vez más complejos y requieren una precisión absoluta. «Uno de los principales es la gestión de las obligaciones de retención y reporte en nómina», explica, ya que «las empresas deben cumplir con los requisitos fiscales  de varios países al mismo tiempo”.

 

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Fuente: Expansión